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Abya. Tierra de los árboles Sagrados

Abya, tierra de los árboles sagrados, es una historia inspirada en elementos de la creencia pemón, una de las de más de 40 etnias existentes en Venezuela, escrita por Radagast The White (ig @radagasttw) como base literaria para crear un archivo de expansión para el videojuego de Bethesda Game Studios llamado The Elders Scrolls V, o simplemente Skyrim, que agregará un nuevo mundo con un LORE (contexto histórico), personajes, diálogos, misiones y algunos objetos propios e independientes a la saga de TES.

Abya, le dará variedad a las aventuras de millones de jugadores de Skyrim, acostumbrados a la temática de guerreros nórdicos, elfos, ogros y dragones, con otro lleno de vida mística y mucha naturaleza. Por otra parte, para brindar una experiencia más interesante, la historia se desarrolla en un mundo cuya orografía es una representación cercana de nuestra región suramericana, con un gran volcán en la región centro sur, el extremo frío del sur y el imponente escudo guayanés. Adicionalmente, muchas de las palabras, nombres de lugares y objetos utilizan como base el dialecto pemón.

De esta forma, Abya busca resaltar la cultura indígena venezolana y darla a conocer en la comunidad de amantes de Skyrim, videojuego que cuenta con una década de existencia, y aún mantiene su popularidad.

Radagast The White de Maracay, Venezuela

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Abya, Tierra de los árboles sagrados
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¡NUEVO! Crónicas de ABya: El camino de un mago
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Recientemente publicado, este cuento corto lo podrás encontrar dentro de la obra antológica dedicada a los mundos fantásticos: «Entre sueños y Fantasías» de la Editorial ITA

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La historia

En el continente Akavir del planeta Nirm, se encuentra Abya, un territorio salvaje y desconocido para el mundo, donde habitan los pemones, un pueblo nativo, hijos de los antiguos kaärib. Abya posee siete regiones, una en cada costado cardinal del territorio y tres en su centro, conocido como el corazón de Abya, todo dominado por fantásticos animales y plantas, principalmente, por enormes árboles que cubren gran parte de la superficie. Y son los árboles los seres más respetados y venerados por los pemones. En especial uno en particular de cada región, los árboles sagrados, pues ellos dicen que cada árbol es uno de los siete kaärib que atendieron al llamado de Arawanya, un espíritu árbol, o yöi en su lengua, con el que los kaärib solían hablar. Un día Arawanya convocó a los guerreros más virtuosos de cada región y les advirtió un peligro que corría ese hermoso lugar. Un espíritu que tomó la forma de un volcán y cuyo deseo era destruir todo. Arawanya les pidió enfrentarlo y derrotarlo, y a cambio les ofreció un último don: La inmortalidad. Los siete guerreros aceptaron y se sacrificaron, enfrentándose al volcán en sus propias entrañas, evitando que todo desapareciera. Arawanya no volvió a aparecer, pero antes de irse, cumplió su palabra, haciendo que cada kaärib renaciera como un árbol en su región.

De esta forma se dio origen a Abya, la tierra de los árboles sagrados, abriendo paso una era de armonía y prosperidad que duró mucho, hasta el día en que dos pemones hermanos intentaban invocar a Arawanya para recibir sus bendiciones y conocimiento, pero uno de ellos albergaba en su corazón un sentimiento de envidia, y codicia, pues deseaba la inmortalidad también. En consecuencia, atrajo a otro ser espiritual, uno maligno, que se alimentaba de la ira, la codicia y al ver ese territorio lo quiso para él. Habitando el cuerpo de aquel pemón, lo poseyó e hizo cometer el más terrible acto de traición. En la noche mientras todos dormían, este pemón se levantó, tomó un hacha y derribó su árbol, trayendo a Abya una terrible maldición. El ente maligno lo liberó y convertido en esencia se perdió entre la espesura. El traidor iba a ser víctima de la ira de todo su pueblo, aunque gritaba que no había sido él. Su hermano, lo protegía de los golpes, pues confiaba en su inocencia. Y entonces apareció Arawanya para calmar a todos. Le dijo lo que había ocurrido y de la maldición que cargaría, el su hermano y toda su descendencia, pues, este ente maligno estaría ligado a su sangre, tomó el hacha maldita y desapareció de nuevo. El traidor huyó, por vergüenza y con la idea de reparar el daño. Mientras que el hermano herido, solo recibió la espalda de todos, excepto de una mujer, quien le dio cuidado y amor.

Y aunque Arawanya había advertido la transmisión de la maldición a su linaje, una hija y un hijo nacieron de este amor. Poco después, los niños quedaron a cuidado de su tío materno, pues los padres enfermaron extrañamente y murieron. Dicen que la esencia los enfermó.  Los pequeños nunca supieron la verdadera historia del árbol cortado, hasta cierta edad en la que la curiosa e inteligente Naärael, sospechara. Obligando a su tío a contar lo que sabía de su padre y madre. Los hermanos se sintieron traicionados por la verdad oculta. Y esa noche, Yekeërel, indomable como su padre, tomó la decisión de ir a buscar la verdad abandonado a Naärael para evitar que algo malo le pasara. Naärael al despertar, se encontró sola, con más preguntas que respuestas y su hermano perdido sin saber que sobre sus quedaría la responsabilidad de la salvación de Abya.

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